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viernes, 25 de noviembre de 2011

El amante del manantial (segunda parte)





El marido sigue sin entender nada de la vida, excepto que está muy enojado. Cree que su mujer es un demonio, y decide apuntar su arco hacia ella y le da muerte, luego lleva el cuerpo al arroyo para que su amante la encuentre.

A los cinco días pide a sus vecinos que la entierren pero solo encuentran agua azul y un remolino de serpientes enroscadas en su centro. Ella es ahora un manantial, el color del agua indica que aquel que la beba se convierte en lobo. Y como el agua se comunica con todos los arroyos y pozos de la región los hombres tuvieron mucha sed en esos días, y le pidieron al padre Sol que les ayudara. Así que éste fué a ver a la abuela Crecimiento para pedirle que le diera a la gente agua buena para beber.Ella les indica que hagan jícaras votivas en donde representen su petición y las lleven al manantial. Las adornaron con serpientes nubes, serpientes ríos, serpientes mar, serpientes rayos.

Entonces el agua se divide en dos partes, blanca y azul y ya pudieron volver a beber.El hijito de la mujer y el hombre serpiente crece hasta hacerse un joven hermoso, un brujo fuerte. Con hermosa lengua bífida.El Sol le encargó al marido que lo cuidara y que a su descendencia se le diera la oportunidad de servir cuando se necesitara lluvia, ya que por su naturaleza los hombres serpiente son curanderos y cantadores del agua, y ellos nos han heredado la manera de decorar con serpientes las ofrendas para pedir el agua.El hombre serpiente y la mujer manantial están siempre unidos haciendo el amor constantemente en el cielo, en los ríos subterráneos, en ríos y mares, y hasta en nuestras venas,  inyectándole vida a esta tierra que tiene su tiempo de fuego y su tiempo de agua.

Cuando agredimos a una fuente de agua nos arriesgamos a que la sangre de nuestra familia se enferme... si es que antes no morimos de sed.No nos olvidemos de alimentar al agua, de mantener los ojos limpios y de asegurarnos que sus árboles, los que abren la piedra, los que rezan la lluvia, estén sanos y atendidos.

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El amante del manantial - (primera parte) 

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