sábado, 16 de marzo de 2019

SOBRE EL “TREN MAYA”, LAS CONSULTAS A MODO Y EL SARGAZO





El 2 de marzo pasado el autoproclamado “líder supremo indígena nacional” Filiberto Ku Chan presentó junto con las autoridades de FONATUR (Fondo Nacional de Fomento al Turismo) el programa del Primer Foro Peninsular Indígena Maya, cuyo objetivo será “analizar el proyecto del Tren Maya”.

Aunque productores, comunidades y colectivos mayas locales (de la Península de Yucatán y de Chiapas) y reconocidos expertos en medio ambiente han rechazado o puesto en duda los beneficios del Tren Maya, el autoproclamado “líder supremo” afirmó que quienes han expresado una opinión negativa “no conocen del tema”, y aseguró que “el daño ecológico será mínimo”,  afirmación sin fundamento ya que todavía no existe proyecto ejecutivo, y en consecuencia no se ha hecho ningún estudio de factibilidad ni evaluación de impacto ambiental. Solo estos estudios (multidisciplinarios, de gran complejidad, y que deberían ser ejecutados por grupos independientes sin conflictos de interés) permitirían determinar el grado de afectación ecológica, una vez que exista un proyecto ejecutivo a partir del cual hacer los estudios.

Como respuesta a este evento del 2 de marzo, el 6 de marzo numerosas comunidades mayas de Yucatán reunidas en el colectivo Úuchben Ch'i'ibal Túumben T’aan presentaron en conferencia de prensa un documento mediante el cual “rechazamos la existencia de líderes, supremos, gobernadores indígenas mayas, o cualquier otra figura ilegítima que no tenga el poder ni la facultad de representar las decisiones ni la voz de las comunidades mayas, pues no se han realizado los mecanismos establecidos ni para la determinación de dicha autoridad ni para realizar negociaciones relacionadas con el Tren Maya”, expresaron en referencia a Filiberto Kú Chan, “quien se hace llamar líder supremo indígena y se ha pronunciado a favor del llamado Tren Maya”. (El documento puede verse aquí:
www.nuestravoz.maayakaaj.org/?fbclid=IwAR2_UglrVV3G1m2v_j2KqmRdnGlN3_bbTvpxZQ-xiSmRF7ncxDpUAcKTCkQ)

 “En ningún momento (Kú Chan) fue elegido por las comunidades mayas de la península, y mucho menos existió algún procedimiento legítimo para dar legalidad a su nombramiento como líder indígena, por lo tanto, no representa los intereses comunitarios de nuestro pueblo, ni a nuestras comunidades, y mucho menos nuestras formas de organización y decisión comunitaria tradicional. Las afirmaciones que hizo ante los medios sólo pertenecen a la asociación civil que él representa, llamada Gubernatura Indígena Nacional. Él puede hablar por su organización, pero no puede asumirse como representante supremo de todo el pueblo maya porque no se le ha conferido esa facultad”

Las comunidades reunidas en este y en otros colectivos de la región no están de acuerdo con el proyecto, debido a que carecen de información que permita conocer todas las implicaciones, afectaciones, consecuencias y/o beneficios que el proyecto pudiera ocasionar directa e indirectamente al pueblo maya, en lo relacionado a lo ambiental, social, económico y cultural (ya que, como dijimos, todavía no existe el proyecto ejecutivo –o no se ha compartido-, y por lo tanto no se han hecho ninguno de los complejos estudios de impacto ambiental que se requieren por ley).

“Nosotros decimos, no podemos estar de acuerdo con algo que desconocemos; en este momento carecemos de información oficial fidedigna sobre la cuestión del tren, creemos que no hay un proyecto ejecutivo y si lo hubiera no lo conocemos”, afirmó Pedro Uc, representante del mencionado colectivo de comunidades mayas y también integrante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal.

Lo alarmante es que en el mencionado Foro y en los medios de comunicación nacionales los funcionarios de FONATUR ya vienen hablando de regímenes de propiedad, usufructo, kilómetros de tendido de vías, rutas, derechos de vía, expropiaciones, proyectos inmobiliarios que albergarían a 50,000 personas en las llamadas Aldeas Turísticas que se construirán en cada estación del tren, incluso dentro de la frágil Reserva de la Biósfera de Calakmul (localizada en el corazón de la segunda mayor extensión de bosques tropicales en América, sólo superado por la selva del Amazonas), inversión extranjera (española, china), hoteles de cadena, cambio de uso de suelos, cuando todavía no existe proyecto ejecutivo ni consulta a las comunidades locales como manda la ley.

El texto del colectivo de comunidades continúa recordándonos que “todas las decisiones para llevar a cabo proyectos que impacten a las comunidades deberán realizarse mediante toma de decisiones en asambleas comunitarias tradicionales, por lo tanto quienes se ostenten como representantes supremos, no nos representan, y toda declaración, foro, asamblea o acuerdo al que se llegue con estas personas carece de validez jurídica.”

Se pide el respeto al derecho a la autodeterminación del pueblo y las comunidades mayas, para lo cual se exige que se realicen los procedimientos de consulta respectivos, basados en la Constitución Política mexicana y otros tratados internacionales, principalmente el artículo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “en la que se marca que necesita el Estado ante mega proyectos de este nivel hacer una consulta previa, libre e informada, culturalmente adecuada, en lengua autóctona, y de buena fe”.

Por otra parte, desde el frente científico, la bióloga Julia Carabias Lillio (quien fue Secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca con el ex presidente Zedillo y es una de las mayores expertas de México en el ecosistema de la selva maya), cuestiona que “se necesita un proyecto ejecutivo; es difícil seguir discutiendo sin él”. Con la experiencia de dirigir dos ONG dedicadas exitosamente a la preservación de la Selva Lacandona en conjunto con las comunidades locales (Ceiba  https://ceiba.org.mx/ y Natura Mexicana https://naturamexicana.wordpress.com/), y con múltiples premios internacionales por su labor en conservacionismo, sostiene que “el Tren Maya no tiene nada que ver con el ecoturismo, es el anti ecoturismo. El Tren Maya es masivo. Bajo el supuesto del desarrollo regional del Sureste para superar la pobreza, lo que se quiere es distribuir la carga ya está sobrepasada en Tulum y hacer masivo Calakmul, hacer masivo Bacalar”.  (la entrevista completa en: http://www.omnia.com.mx/noticia/101420). 

Ella participa de varios proyectos en la región que proponen estrategias comprobadas para el desarrollo local a partir de prácticas de verdadero ecoturismo comunitario.
Todos sabemos qué ha ocurrido con el turismo masivo en la región: Cancún, Tulum, Playa del Carmen, Bacalar en el mismo camino: llenos de basura, con sus acuíferos, aguas y cenotes contaminados, con sus manglares destruidos.

La experta, como tantos otros, sostiene que para sacar de la pobreza a las comunidades de los cinco estados por donde pasaría el Tren Maya, no es necesario un tren. Más bien, se les debe atender con proyectos sustentables, armados nacionalmente, a la medida. Advierte que el nebuloso Tren Maya, amañado como viene ya de origen, es un enorme riesgo para la región más importante de México en biodiversidad y agua.

Y NUESTRA NOTA EDITORIAL



Si lo que se busca es sacar a las comunidades locales de la pobreza, en estos lugares se necesitan otra clase de iniciativas, como proyectos de desarrollo integral de actividades asociadas con mejoras socioeconómicas, culturales, y ecológicas, en las que las comunidades conserven la propiedad de su territorio, de su trabajo y de su producto: proyectos de cooperativas agrícolas, productivos, de ecoturismo verdadero, un sistema de educación ajustado a las necesidades y las culturas de cada región, centros culturales, etc. ¿En cambio, la propuesta es que las comunidades indígenas vayan a limpiar los hoteles de los turistas, lavar los baños, hacerles de comer, servirles en los bares? Gran error. Apoyar a la gente es promover la autonomía y la autosuficiencia, no apoyar a mega proyectos (de capitales extranjeros, además) que los esclavizarán y despojarán de su territorio y modo de vida.  (https://quintafuerza.mx/mas-noticias/turismo/proyectan-hoteleros-espanoles-edificar-complejos-estaciones-tren-maya). “Opongámonos a este proyecto que viene a invadir las comunidades vulnerables, a destrozar la selva y el manto freático. ¡No al tren Maya!", se escucha en las voces de diferentes actores sociales.

Y por otra parte, todos, apoyadores y detractores del tren, acordamos en que la principal justificación para la construcción de dicho tren es el turismo que llega al Caribe mexicano, que desde allí se distribuiría al resto de la Península. Sin Caribe, coincidimos, no hay Tren Maya.

Y aquí entra el factor que no se ha tenido ni se quiere tener en cuenta: la Naturaleza. Y las consecuencias que ha tenido sobre ella nuestro “desarrollo”. ¿Cómo alguien puede pensar ahora mismo en un "Tren Maya" cuando el Caribe se está muriendo porque el océano se está muriendo? El Sargazo es una señal. Es la "cucaracha" del mar, la especie que puede sobrevivir y prevalecer a todos los contaminantes de la minería que desagua por el Amazonas desde Brasil, y que se alimenta de las aguas negras y fertilizantes químicos de la agroindustria, creciendo muy por encima de las otras especies y eliminándoles, acelerando así el ritmo de la pérdida de oxígeno y de diversidad del océano. El sargazo no se va a acabar con ningún plan de la secretaría de turismo. Es un problema global que es más bien un índice del grado de degradación de la vida en el planeta, y si no hay un cambio global, seguirá creciendo de manera imparable y el Caribe nunca más será celeste, sino marrón y maloliente. De qué Tren Maya estamos hablando? Con sargazo no hay necesidad de Tren, con sargazo no habrá turistas. ¿Cuánta ceguera para no ver cuál es el verdadero problema que atender, que tiene que ver con nuestra supervivencia como especie?

O, como dice Greta Thunberg, la joven activista contra el Cambio Climático que hoy parece ser la voz más lúcida a la vista: "Necesitamos enfocar cada centímetro de nuestro ser en el cambio climático, porque si no lo hacemos, todos nuestros logros y progreso, habrán sido para nada."

En la otra vereda, Rogelio Jiménez Pons, vocero del Tren Maya y titular de FONATUR, ha expresado en sus preocupantes declaraciones publicadas por Animal Político (https://www.animalpolitico.com/2019/02/tren-maya-proyecto-construccion-comunidades-indigenas/) una visión de “desarrollo” antagónica a la conservación, que delata una gran ignorancia. Un proyecto de desarrollo turístico no puede sobrevivir a largo plazo sin la naturaleza de la cual depende.

Como ha publicado en La Jornada Víctor M. Toledo (del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, UNAM) : “Cada concesión que la Cuarta Transformación (4T) hace a los proyectos de muerte del ogro industrial, tanto en su versión corporativa como estatal, devela una carencia de visualización de largo plazo, pues estamos ya ante un desafío de escala civilizatoria en la que se están jugando no sólo los destinos de un sistema social, sino de todo un modo de concebir el mundo y de la especie humana misma. Por tanto, no se puede sacrificar a las comunidades tradicionales, otra vez en aras del progreso y el desarrollo de la nación (que es la letanía de los neoliberales), y mucho menos a nombre de una consulta impuesta y orientada de antemano por el poder estatal."