El 2 de marzo pasado el autoproclamado
“líder supremo indígena nacional” Filiberto Ku Chan presentó junto con las
autoridades de FONATUR (Fondo Nacional de Fomento al Turismo) el programa del
Primer Foro Peninsular Indígena Maya, cuyo objetivo será “analizar el proyecto
del Tren Maya”.
Aunque productores, comunidades y
colectivos mayas locales (de la Península de Yucatán y de Chiapas) y
reconocidos expertos en medio ambiente han rechazado o puesto en duda los
beneficios del Tren Maya, el autoproclamado “líder supremo” afirmó que quienes
han expresado una opinión negativa “no conocen del tema”, y aseguró que “el
daño ecológico será mínimo”, afirmación sin
fundamento ya que todavía no existe proyecto ejecutivo, y en consecuencia no se
ha hecho ningún estudio de factibilidad ni evaluación de impacto ambiental. Solo
estos estudios (multidisciplinarios, de gran complejidad, y que deberían ser ejecutados
por grupos independientes sin conflictos de interés) permitirían determinar el
grado de afectación ecológica, una vez que exista un proyecto ejecutivo a partir
del cual hacer los estudios.
Como respuesta a este evento del 2 de marzo,
el 6 de marzo numerosas comunidades mayas de Yucatán reunidas en el colectivo
Úuchben Ch'i'ibal Túumben T’aan presentaron en conferencia de prensa un
documento mediante el cual “rechazamos
la existencia de líderes, supremos, gobernadores indígenas mayas, o cualquier
otra figura ilegítima que no tenga el poder ni la facultad de representar las
decisiones ni la voz de las comunidades mayas, pues no se han realizado los
mecanismos establecidos ni para la determinación de dicha autoridad ni para
realizar negociaciones relacionadas con el Tren Maya”, expresaron en
referencia a Filiberto Kú Chan, “quien se hace llamar líder supremo indígena y
se ha pronunciado a favor del llamado Tren Maya”. (El documento puede verse
aquí:
www.nuestravoz.maayakaaj.org/?fbclid=IwAR2_UglrVV3G1m2v_j2KqmRdnGlN3_bbTvpxZQ-xiSmRF7ncxDpUAcKTCkQ)
www.nuestravoz.maayakaaj.org/?fbclid=IwAR2_UglrVV3G1m2v_j2KqmRdnGlN3_bbTvpxZQ-xiSmRF7ncxDpUAcKTCkQ)
“En ningún momento (Kú Chan) fue elegido por
las comunidades mayas de la península, y mucho menos existió algún
procedimiento legítimo para dar legalidad a su nombramiento como líder
indígena, por lo tanto, no representa los intereses comunitarios de nuestro
pueblo, ni a nuestras comunidades, y mucho menos nuestras formas de
organización y decisión comunitaria tradicional. Las afirmaciones que hizo ante
los medios sólo pertenecen a la asociación civil que él representa, llamada
Gubernatura Indígena Nacional. Él puede hablar por su organización, pero no
puede asumirse como representante supremo de todo el pueblo maya porque no se
le ha conferido esa facultad”
Las comunidades reunidas en este y en otros
colectivos de la región no están de acuerdo con el proyecto, debido a que
carecen de información que permita conocer todas las implicaciones,
afectaciones, consecuencias y/o beneficios que el proyecto pudiera ocasionar
directa e indirectamente al pueblo maya, en lo relacionado a lo ambiental,
social, económico y cultural (ya que, como dijimos, todavía no existe el
proyecto ejecutivo –o no se ha compartido-, y por lo tanto no se han hecho
ninguno de los complejos estudios de impacto ambiental que se requieren por
ley).
“Nosotros decimos, no podemos estar de acuerdo con
algo que desconocemos; en este momento carecemos de información oficial
fidedigna sobre la cuestión del tren, creemos que no hay un proyecto ejecutivo
y si lo hubiera no lo conocemos”, afirmó Pedro
Uc, representante del mencionado colectivo de comunidades mayas y también
integrante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal.
Lo alarmante
es que en el mencionado Foro y en los medios de comunicación nacionales los
funcionarios de FONATUR ya vienen hablando de regímenes de propiedad, usufructo,
kilómetros de tendido de vías, rutas, derechos de vía, expropiaciones, proyectos
inmobiliarios que albergarían a 50,000 personas en las llamadas Aldeas
Turísticas que se construirán en cada estación del tren, incluso dentro de la
frágil Reserva de la Biósfera de Calakmul (localizada en el corazón de la
segunda mayor extensión de bosques tropicales en América, sólo superado por la
selva del Amazonas), inversión extranjera (española, china), hoteles de cadena,
cambio de uso de suelos, cuando todavía no existe proyecto ejecutivo ni
consulta a las comunidades locales como manda la ley.
El texto del colectivo de comunidades continúa
recordándonos que “todas las decisiones
para llevar a cabo proyectos que impacten a las comunidades deberán realizarse
mediante toma de decisiones en asambleas comunitarias tradicionales, por lo
tanto quienes se ostenten como representantes supremos, no nos representan, y
toda declaración, foro, asamblea o acuerdo al que se llegue con estas personas
carece de validez jurídica.”
Se pide el respeto al derecho a la
autodeterminación del pueblo y las comunidades mayas, para lo cual se exige que
se realicen los procedimientos de consulta respectivos, basados en la
Constitución Política mexicana y otros tratados internacionales, principalmente
el artículo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “en la que
se marca que necesita el Estado ante mega proyectos de este nivel hacer una
consulta previa, libre e informada, culturalmente adecuada, en lengua
autóctona, y de buena fe”.
Por otra parte, desde el frente científico,
la bióloga Julia Carabias Lillio (quien fue Secretaria de Medio Ambiente,
Recursos Naturales y Pesca con el ex presidente Zedillo y es una de las mayores
expertas de México en el ecosistema de la selva maya), cuestiona que “se necesita un proyecto ejecutivo; es
difícil seguir discutiendo sin él”. Con la experiencia de dirigir dos ONG dedicadas
exitosamente a la preservación de la Selva Lacandona en conjunto con las
comunidades locales (Ceiba https://ceiba.org.mx/ y Natura Mexicana https://naturamexicana.wordpress.com/),
y con múltiples premios internacionales por su labor en conservacionismo, sostiene
que “el Tren Maya no tiene nada que ver
con el ecoturismo, es el anti ecoturismo. El Tren Maya es masivo. Bajo el
supuesto del desarrollo regional del Sureste para superar la pobreza, lo que se
quiere es distribuir la carga ya está sobrepasada en Tulum y hacer masivo
Calakmul, hacer masivo Bacalar”. (la entrevista completa en: http://www.omnia.com.mx/noticia/101420).
Ella participa de varios proyectos en la región que proponen estrategias
comprobadas para el desarrollo local a partir de prácticas de verdadero
ecoturismo comunitario.
Todos sabemos qué ha ocurrido con el turismo
masivo en la región: Cancún, Tulum, Playa del Carmen, Bacalar en el mismo
camino: llenos de basura, con sus acuíferos, aguas y cenotes contaminados, con
sus manglares destruidos.
La experta, como tantos otros, sostiene que
para sacar de la pobreza a las comunidades de los cinco estados por donde
pasaría el Tren Maya, no es necesario un tren. Más bien, se les debe atender con
proyectos sustentables, armados nacionalmente, a la medida. Advierte que el nebuloso
Tren Maya, amañado como viene ya de origen, es un enorme riesgo para la región
más importante de México en biodiversidad y agua.
Y NUESTRA NOTA EDITORIAL
Si lo que se busca es sacar a las
comunidades locales de la pobreza, en estos lugares se necesitan otra clase de
iniciativas, como proyectos de desarrollo integral de actividades asociadas con
mejoras socioeconómicas, culturales, y ecológicas, en las que las comunidades
conserven la propiedad de su territorio, de su trabajo y de su producto:
proyectos de cooperativas agrícolas, productivos, de ecoturismo verdadero, un
sistema de educación ajustado a las necesidades y las culturas de cada región,
centros culturales, etc. ¿En cambio, la propuesta es que las comunidades indígenas
vayan a limpiar los hoteles de los turistas, lavar los baños, hacerles de
comer, servirles en los bares? Gran error. Apoyar a la gente es promover la
autonomía y la autosuficiencia, no apoyar a mega proyectos (de capitales
extranjeros, además) que los esclavizarán y despojarán de su territorio y modo
de vida. (https://quintafuerza.mx/mas-noticias/turismo/proyectan-hoteleros-espanoles-edificar-complejos-estaciones-tren-maya). “Opongámonos a este proyecto que viene a invadir las comunidades vulnerables, a
destrozar la selva y el manto freático. ¡No al tren Maya!", se escucha en
las voces de diferentes actores sociales.
Y por otra parte, todos, apoyadores y
detractores del tren, acordamos en que la principal justificación para la
construcción de dicho tren es el turismo que llega al Caribe mexicano, que
desde allí se distribuiría al resto de la Península. Sin Caribe, coincidimos,
no hay Tren Maya.
Y aquí entra el factor que no se ha tenido
ni se quiere tener en cuenta: la Naturaleza. Y las consecuencias que ha tenido
sobre ella nuestro “desarrollo”. ¿Cómo alguien puede pensar ahora mismo en un
"Tren Maya" cuando el Caribe se está muriendo porque el océano se
está muriendo? El Sargazo es una señal. Es la "cucaracha" del mar, la
especie que puede sobrevivir y prevalecer a todos los contaminantes de la
minería que desagua por el Amazonas desde Brasil, y que se alimenta de las
aguas negras y fertilizantes químicos de la agroindustria, creciendo muy por
encima de las otras especies y eliminándoles, acelerando así el ritmo de la
pérdida de oxígeno y de diversidad del océano. El sargazo no se va a acabar con
ningún plan de la secretaría de turismo. Es un problema global que es más bien
un índice del grado de degradación de la vida en el planeta, y si no hay un
cambio global, seguirá creciendo de manera imparable y el Caribe nunca más será
celeste, sino marrón y maloliente. De qué Tren Maya estamos hablando? Con
sargazo no hay necesidad de Tren, con sargazo no habrá turistas. ¿Cuánta
ceguera para no ver cuál es el verdadero problema que atender, que tiene que
ver con nuestra supervivencia como especie?
O, como dice Greta Thunberg, la joven
activista contra el Cambio Climático que hoy parece ser la voz más lúcida a la
vista: "Necesitamos enfocar cada centímetro de nuestro ser en el cambio
climático, porque si no lo hacemos, todos nuestros logros y progreso, habrán
sido para nada."
En la otra vereda, Rogelio Jiménez Pons, vocero
del Tren Maya y titular de FONATUR, ha expresado en sus preocupantes declaraciones
publicadas por Animal Político (https://www.animalpolitico.com/2019/02/tren-maya-proyecto-construccion-comunidades-indigenas/)
una visión de “desarrollo” antagónica a la conservación, que delata una gran
ignorancia. Un proyecto de desarrollo
turístico no puede sobrevivir a largo plazo sin la naturaleza de la cual
depende.
Como ha publicado en La Jornada Víctor M.
Toledo (del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad,
UNAM) : “Cada concesión que la Cuarta Transformación (4T) hace a los proyectos
de muerte del ogro industrial, tanto en su versión corporativa como estatal,
devela una carencia de visualización de largo plazo, pues estamos ya ante un
desafío de escala civilizatoria en la que se están jugando no sólo los destinos
de un sistema social, sino de todo un modo de concebir el mundo y de la especie
humana misma. Por tanto, no se puede sacrificar a las
comunidades tradicionales, otra vez en aras del progreso y el desarrollo de la
nación (que es la letanía de los neoliberales), y mucho menos a nombre de una
consulta impuesta y orientada de antemano por el poder estatal."