jueves, 30 de enero de 2014

En la oscuridad



Cuando las mujeres sueñan que es tiempo de preparar nawa, es decir cuando la niña maíz nos habla del brote tierno, viene la abuela y nos cuenta la leyenda con voz bajita, monótona, arrullo contundente. Así prepara las ollas mujeres, para que no se arrebaten, que se mantengan oscuras, suaves. Así le pide a las semillas de sol que se entreguen al misterio, que se tornen medicina.
Cuando los venados hablan de sus astas y de los retoños cervatillos, los hombres que cuidan a la familia como caparazón de toche, sueñan que es tiempo de soltar esa idea de autoridad, de pasar a otros la oportunidad de servir sin pretensiones.
Es tiempo de medicina.
Contar la leyenda es un arte que debe procurar que los retoños tengan de veras oportunidad. 
En nuestra familia, el trato suave es la mejor nutrición, espíritus que nos llueven esperanza y fortaleza.
Eso somos. Un brote tierno en la oscuridad.

lunes, 20 de enero de 2014

De su ardiente corazón


Para Juan Gelman

Cuando los hijos de la Tierra necesitamos ayuda, cuando ya no podemos ni rezar, ella, mujer universo, escucha los sollozos, siente que apenas respiramos y de su ardiente corazón, atravesando todo, hace brotar volcanes. Así, en medio del mar jardín de rosas. En medio de la mar mar.
La pasión con que responde tiñe de fuego la superficie, de su sangre, llena por un momento de cenizas y vapores el cielo.
Nos devuelve al presente.
Así el poeta es un volcán.
Por eternidades levanta su palabra el agua y la llueve sobre las montañas, esa agua arrastra minúsculas partículas de corazón, de semen solar, y fertiliza la vida, el arrecife, el bajío, pero sobre todo le devuelve la salud a la humanidad.
Nos devuelve la humanidad.
Perfora y disuelve rostros viejos, acuerdos caducos.
Nos llena de ríos por encima y por dentro.
Es un ancestro siempre actual.
En estos acomodos, los hilos de la vida quedan al descubierto, podemos verlos cuando subimos a la montaña a caminar, ahí entre la roca está el tejido con que nos envuelve ese dueño de la palabra que generoso brotó para sacudirlo todo desde las entrañas del misterio mineral.
Gracias siempre.
19 de enero del 2014

Foto: El Popocatépetl en la tarde del 18 de enero del 2014 vía webcamsdeméxico

sábado, 11 de enero de 2014

CORAZÓN DEL CIELO, CORAZÓN DE LA TIERRA

Escrita y dirigida por
Frauke Sandig and Eric Black

¿Cómo acabará la historia? ¿Se desbordarán los océanos?
¿Se desmoronará el cielo sobre nuestras cabezas, cuando se haya cortado el último árbol? En su calendario, los mayas no describieron una profecía, sino el término de un ciclo.
Aparentemente todo esto no tiene que ver nada con nuestra cultura o nuestra forma de entender el mundo, pero tiene resonancias en la realidad que nosotros conocemos y tememos: nuestro frágil planeta y con él toda vida es destruido a una velocidad vertiginosa, mientras nosotros a penas hacemos nada por detener ese proceso. Leer más en http://www.heart-of-sky.com/es/sinopsis

Sitio oficial 

lunes, 6 de enero de 2014

En su regazo

Abuelo fuego
Se olvida de agradecer. La ofrenda la guarda para si, no la quiere entregar. Sus ojos irritados miran a sus hermanos con envidia, les roba todo lo que puede pensando que es injusto que los demás gocen, además los insulta, los golpea. Habla palabras de odio, no puede parar de mentir, de acusar a "los demás" de eso que está haciendo y que a cada momento empeora su enfermedad. Con cada acción egoísta se siente
peor.
Y esta confusión se contagia a otros. Al ensuciar el agua o desviar su curso para "beneficiarse" su sangre se enferma, su pensamiento y cuerpo se secan.
Al desmontar los terrenos sin necesidad se derrumban los cerros y los huesos de la humanidad se tuercen. Sin darse cuenta los enfermos están terriblemente incómodos por dejar de agradecer, se sienten muy mal por querer cambiar todo sin observar, sin meditar. Los niños están asustados. La bisabuela, la tierra más antigua, enfurece, es ahora un ser aterrador que se sacude derrumbando con violencia las montañas, se abre en abismos que devoran a los brotes tiernos de vida. Todo parece amenazante. Adentro y afuera. Ya casi nadie alimenta al fuego, no se le atiende, solo se hablan en frente de él palabras de odio y quejas; el tabaco silvestre, oído de la tierra también se llena de ese mal decir.
La medicina es arrancada, profanada y se consume sin respeto a la vida, hasta enfermar, hasta reventar.

El fuego bisabuelo, enfurecido, golpea a la bisabuela, la derrite, transforma su rostro y sus entrañas, convierte en cenizas a los nietos. Donde hubo silencio los ensordecedores lamentos multiplican el sufrimiento y la confusión, el viento lleva esta locura a todas partes, el agua se levanta, desaparece, azota y arrastra lo que encuentra a su paso. Luego se estanca, se pudre.
El dolor de los demás, aunque nadie puede reconocerlo por ahora, a cada uno le duele hasta no poder soportar más pero parece que nadie quiere parar. La sangre arde, irrita, y todos llevamos la misma sangre. El viento descontrolado nos enloquece, y todos respiramos el mismo aire, no hay manera de huir.
Pero la semilla que habita en el corazón, reconoce que este es el tiempo, así, en medio del caos decide morir y su piel se abre.

Entonces la bisabuela recuerda una posibilidad, se aquieta y se repliega haciéndose un ovillo en su propio regazo, como un invierno.
Como medianoche. Todos los rostros de mujer se vuelven un disco de piedra grabada por el amor y ahí todos los rostros de hombre se unen en el fuego y al fin se asienta. Como un verano próspero, como mediodía. El viento se apacigua y otra vez el calor de la percepción vuelve a una danza serena, viva pero estable. Flotando sobre ese disco abuela, en las aguas del mar de energía el abuelo fuego comienza a contar la leyenda.
La humanidad se da cuenta de que está soñando pero ahora está despierta. Se pide perdón y se abraza a todo lo que aún se siente lastimado. Se ofrenda, se habla, se hace silencio. Nos volvemos a mirar en todo.
Saliendo de sí, de donde todo es uno, todo junto en un murmullo, va a peregrinar un sueño. Un camino de misterios para buscar una flor azul, para buscarse a si misma y saber que una herida o un rezo florecen en la propia esencia. No hay un punto de partida, ni camino plano o accidentado, ni recompensa, estamos aquí.
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Imagen: Abuelo fuego.
Lumholtz, Carl, El arte simbólico y decorativo de los huicholes