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¿De dónde piensa sacar este muchacho trabajadores para nuestra milpa? Así andan pensando los abuelitos. Por la mañana la señora lleva el guaje con una tortilla y al llegar queda sorprendida. En la milpa trabajan en la roza todos los animales: venado, jabalí, tlacuache, mapache... hasta esos que uno cree que son dañosos pa la siembra. Muchísimos animales trabajando, como toda señora, se preocupa la abuelita: ¿Cómo va a comer toda esta gente de este guajito?
Pero, el muchacho leyendo la mente de la mujer se acerca y le dice que no se preocupe que va a alcanzar para todos, y efectivamente sacan y sacan tortillas y el guaje está siempre lleno. Y hasta calientes salen las tortillas, El jabalí de pronto se pone medio roñoso y dice: "Ay no, con esta tortilla yo no me lleno" y le responde el muchacho: "Ándele coma usted" lo convence y empieza a mordisquear el jabalí una tortilla que nunca se acaba, hasta que revienta el jabalí de tanta tortilla que come.
Luego el muchacho le cose la barriga. La ardilla también sale con su payasada de que le duelen sus manitas de tanto trabajar, entonces los demás animales, que están concientes de que el trabajo de la milpa es sagrado, le dicen, que el que no trabaja no come elotes grandes del centro de la milpa, si acaso algunos pequeñitos de las orillas.
Llega el día de quemar la roza y el muchacho le pide a los abuelos que se escondan bien porque va a haber mucho pero mucho humo. El señor, como siempre, obedece pero la abuelita no se ha dado cuenta de la magia de ese chamaco y se asoma a media quemazón, se desmaya y pierde la vista temporalmente. Ya para cuando están listos los elotes se va recuperando la abuelita y la lleva a la milpa el abuelo. Pero el muchacho le advierte que no vaya a gritar en la milpa por ninguna razón. Es un sembradío lleno de magia en el que cada mata tiene entre diez y trece elotes, así de buenos para rezar son el muchacho y los animales. Altísimo el maíz.
Total que ya están cortando elotes, y la abuelita ya ni se acuerda que todos los animales trabajan en la milpa, entonces cuando llega cree que les están robando y grita para espantarlos pero el que se espanta es el maíz. Y se caen los elotes de las matas y desde entonces solo salen dos o tres en cada una. Que si no fuera la mujer gritona, todas las hojas y hasta la espiga serían elotes, mazorcas. Todavía hay maíz que se acuerda y llena de granos las espigas. Ls magia de la abundancia es infinita, no necesitamos manosear con ambición el canto de las semillas.
Fin. La verdad no hay fin.
Pez gordo (primera parte)
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Adaptación de "Los animales y la milpa"