300 artistas, intelectuales, ambientalistas y académicos
mexicanos se suman a la defensa de Wirikuta en una declaración ciudadana.
Manifiestan
su apoyo al pueblo Wixárika, quien al defender la tierra sagrada de Wirikuta
encabeza la defensa del patrimonio natural y cultural de todos los mexicanos y
de toda la humanidad.
Los
firmantes respaldan plenamente el posicionamiento planteado por el equipo de
asesores de los científicos, académicos e intelectuales de la Mesa
Técnico-Ambiental del Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Wahaa, para
que se decrete una reserva de la biósfera que respete los
derechos bioculturales del pueblo Wixárika y de los campesinos que habitan
Wirikuta.
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Declaración ciudadana
en Apoyo al pueblo Wixárica, en defensa del desierto y por
la creación de la Reserva de la Biósfera de Wirikuta
C. Lic. Felipe Calderón Hinojosa
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
C. Bruno Ferrari García de AlbA
secretario de EconoMía
C. Alfonso Carballo Pérez
Director General de la Comisión Federal de Mejora
Regulatoria (Cofemer)
C. Luis Fueyo Macdonald
Comisionado nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)
Señoras y señores legisladores
señoras y señores PERIODISTAS Y comunicadores
opinión pública nacional e internacional
El
pueblo Wixárika (también llamado Huichól) es reconocido por haber conservado su
identidad espiritual, por resistir a los conquistadores y a la imposición de su
cultura, y continuar practicando hasta el día de hoy su tradición cultural y
religiosa, cuyas raíces se remontan a miles de años de antigüedad. De
acuerdo a su cosmogonía, en el territorio sagrado de Wirikuta nació
el sol por primera vez, y es un inmenso templo natural donde habitan los dioses
y ancestros espirituales. Es allí hacia donde peregrinan las distintas
comunidades del pueblo Wixárika para recrear, año con año, el peregrinar
espiritual de antepasados y dioses. Allí, en este desierto del estado de San
Luis Potosí, brota el peyote o jícuri, cactus que los wixaritari ingieren
ritualmente para recibir el “don de ver”, o nierika. Por todo ello, Wirikuta es
uno de los sitios sagrados naturales más importantes del mundo.
Wirikuta, con sus 140 mil hectáreas que conforman la reserva
natural, fue incorporada en 1998 por la UNESCO a la Red Mundial de Sitios
Sagrados Naturales. Además de su valor sagrado y cultural, desde el punto de
vista ecológico Wirikuta posee un ecosistema único: forma parte del
Desierto Chihuahuense, ecorregión que concentra la mayor biodiversidad y
riqueza de cactáceas por metro cuadrado del planeta. Wirikuta se
encuentra en la porción sureste de dicha ecorregión, donde se presenta la
máxima concurrencia de cactáceas endémicas y amenazadas (la mayor parte de las
cactáceas de Wirikuta figuran en la Norma Oficial Mexicana de Plantas
Amenazadas y en Peligro de Extinción). Allí también se reproduce el Águila
Real, símbolo de nuestra nación, que encabeza la lista del Programa Nacional de
Conservación de Especies Prioritarias. De hecho la porción norte de Wirikuta está
incluida en la Región Terrestre Prioritaria de la CONABIO nº 80 (Tokio),
mientras que la Sierra de Catorce es una de las Áreas de Importancia
para la Conservación de Aves en México (AICA nº 81)
El
día 9 de mayo del 2011 el Presidente Calderón recibió de manos de
representantes del pueblo Wixárika una carta en donde se le pide la cancelación
de las concesiones mineras a empresas trasnacionales como la First Majestic
Silver Corp., por ser estas una amenaza para la conservación de Wirikuta. Como
es sabido, la minería industrial contemporánea es la actividad humana más
agresiva contra el medio ambiente natural y social pues consume inmensas
cantidades de agua ahí donde esta es más escasa y utiliza químicos altamente
tóxicos, entre ellos el cianuro, por lo que modifica brutalmente el paisaje,
contamina los mantos freáticos y envenena al aire, provocando la extinción de
flora y fauna y enfermando a los seres humanos que habitan las regiones donde
estas empresas se instalan, lo que cancela la posibilidad del bienestar para
los habitantes de hoy y el futuro para las generaciones venideras, como ha sucedido
ya con la destrucción del emblemático Cerro de San Pedro, también en el estado
de San Luis Potosí.
Además
de las empresas mineras, y a pesar de que existen denuncias ambientales
debidamente fundamentadas ante la PROFEPA, en Wirikuta se han
instalado empresas agroindustriales cuyos procesos productivos y el uso de
pesticidas arrasa con el desierto, destruye la vegetación endémica y mata la
fauna nativa. El avance de la depredación minera y la extensión de las
industrias agroindustriales ecocidas son muestra de la incapacidad de las
autoridades medioambientales y de desarrollo económico, tanto a nivel federal
como estatal y municipal, para impulsar proyectos sustentables que estimulen el
desarrollo social en armonía con la naturaleza y con apego a la ley.
El
pueblo Wixarika ha señalado la violación de su derecho a existir como pueblo y
a conservar su identidad, al pretender desaparecer, con la imposición de estos
mega proyectos mineros y agroindustriales, uno de los principales lugares
sagrados, de los que dependen la totalidad de su tejido social, cultural y
familiar. A pesar de ello el estado de derecho ha sido violentado con
total impunidad por autoridades y empresas, y aquí se incluyen los derechos
indígenas consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos en su artículo 4°, el Acuerdo 169 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), suscrito por el gobierno mexicano, las sucesivas
jurisprudencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Convenio
sobre la Diversidad Biológica, la Declaración Universal de los Pueblos
Indígenas, el Decreto Estatal (SLP, 2001), que consagra para su protección y
respeto a Wirikuta, en una superficie de 140,211.85
hectáreas que abarca 7 municipios del altiplano potosino, como Área Natural
Protegida, el Plan de Manejo del Área Natural Protegida como Sitio Sagrado
Natural de Wirikuta y la Ruta Histórico Cultural del Pueblo Huichól
(2008), así como la Ley de Consulta Indígena y la Ley de Cultura del estado de
San Luis Potosí, el Pacto Hauxa Manaka (Durango, 2008), signado por los
gobiernos de los estados de San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Zacatecas y
Durango y por usted mismo seños Presidente, que vestido de huichól se
comprometió ante las autoridades del pueblo Wixárika a proteger y respetar las
rutas y lugares sagrados de esta cultura originaria y viva de México.
A
pesar de las denuncias del pueblo Wixárika, mismas que han sido avaladas por
especialistas, académicos e investigadores, así como por miles de personas,
comunidades, organizaciones, tribus, naciones indígenas, artistas e
intelectuales de México y el mundo, aún no se comprende a plenitud la seriedad
de esta exigencia, donde lo que está en juego es la supervivencia de una de las
culturas más antiguas y sabias del continente americano y la preservación de
uno de los ecosistemas más biodiversos y singulares de la Tierra.
Luego
de diferentes gestiones y de no haber recibido una respuesta satisfactoria, el
27 de octubre de 2011, 300 wixaritari─entre autoridades, jicareros, consejos de
ancianos, mujeres y niños─ peregrinaron al Distrito Federal, la tierra del
águila y la serpiente, en representación de todas las comunidades wixaritari
(huicholas) de México, para marchar hacia la casa presidencial de Los Pinos con
el fin de entregar una nueva carta exigiendo que se cumplan las leyes, que se
defienda el estado de derecho y se proteja la reserva natural de Wirikuta.
Nosotros, los intelectuales, políticos, artistas, científicos,
ambientalistas y ciudadanos aquí firmantes, queremos manifestar nuestro apoyo
al pueblo Wixárika que al defender la tierra sagrada de Wirikuta encabeza
la defensa de un patrimonio natural y cultural de todos los mexicanos y de toda
la humanidad. Por ello nos adherimos a la exigencia que hace el pueblo Wixárika
para que se cumpla la ley y evite esta devastación natural, social y cultural.
Lo que está en juego es la identidad y la cultura de México, porque sin raíces
no hay México y sin Wirikuta, tal como lo piensa el pueblo huichól, no
habrá equilibrio en el universo.
Por todo lo anterior, los que suscribimos
esta declaración expresamos nuestro apoyo a la lucha que ha emprendido el
pueblo Wixárika acompañado por miles de personas para defender el lugar sagrado
de Wirikuta de la devastación ambiental y cultural con la que lo amenazan
empresas mineras y agroindustriales.
Coincidimos y
respaldamos plenamente con el posicionamiento planteado por el equipo de
asesores de los científicos, académicos e intelectuales de la Mesa Técnico–Ambiental
del Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Wahaa, para que se decrete una
reserva de la biósfera que respete los derechos bioculturales del
pueblo Wixárika y de los campesinos que habitan Wirikuta, prohibiendo las
actividades de exploración y explotación minera en cualquiera de sus
modalidades y cualquiera de sus distintas etapas en las zonas núcleo y en las
zonas de amortiguamiento, así mismo nos pronunciamos a favor de que el diseño y
ejecución del Plan de manejo sea encabezado por el pueblo Wixárika y los
asesores que ellos elijan libremente.
Más de 300 firmas
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