A los medios de comunicación libres, autónomos e independientes
A los medios locales y estatales
A los servidores públicos del estado de San Luis Potosí
A las dependencias federales de ecología, agua, pueblos indígenas,
desarrollo rural, economía, minería y ambiente
A los pueblos, mujeres y colectividades que luchan
A todas las personas que habitan y transitan en el Altiplano
potosino
Al pueblo wixárika, a la Unión Wixárika de Centros Ceremoniales de
Jalisco, Durango y Nayarit, al Consejo Regional Wixárika para la defensa de
Wirikuta
EL CUIDADO COMÚN DEL ALTIPLANO WIRIKUTA
El pasado
27 de julio se realizó en Estación Catorce, municipio de Catorce en el estado
de San Luis Potosí, la asamblea convocada por la Unión de Ejidos de la Región
Chichimeca del Altiplano Norte. Esta es la segunda asamblea convocada por esa
agrupación en la que se toman acuerdos signados por el notario Manuel Zapata
Arce de la Notaría Pública No. 1 de la Ciudad de Salinas de nuestro estado.
La
intención de esta asamblea fue, según su propia convocatoria:
“exponer la problemática que aqueja al
Altiplano potosino dentro del ANP de Wirikuta como es la explotación
indiscriminada del peyote, falta de cumplimiento y atención a lo estipulado en
el Plan de Manejo de 2008 en el ANP de Wirikuta, falta de empleo, migración a
sus pobladores, falta de proyectos productivos de inversión, falta de
infraestructura hidráulica para resolver el problema de falta de agua para
fines agropecuario/humano y ayudar en la resolución del amparo 819/2011 que
está impidiendo la inversión en la región y por consiguiente la falta de
generación de empleos”. (Convocatoria firmada por la Unión de ejidos de la
región Chichimeca del Altiplano Norte y la Unión Wixárika de Centros
Ceremoniales”.
Cabe decir
que a dicha reunión también fueron invitadas las instituciones de gobierno,
entre ellos el gobernador del estado, los presidentes municipales dentro del
ANP de Wirikuta, diputados federales y locales del Distrito 1, SEGAM, INPI,
SEMARNAT, Procuraduría Agraria, SAGARPA, Secretaría de Economía, Dirección de
Minería, Comisión Estatal de Agua y Juez 4º. De Distrito de SLP; de todos ellos
no se presentaron los primeros, o sea gobernador ni presidentes municipales.
Los temas
sociales, económicos y culturales que se trataron en la reunión son de interés
público, por tal motivo acudimos un grupo de habitantes de los municipios de
Cedral, Vanegas, Catorce, Villa de Guadalupe, Santo Domingo y Matehuala. Entre
nosotros hay maestros, jóvenes, ejidatarios, ciudadanos, pequeños productores y
congregantes de distintas parroquias de nuestra región Altiplano potosino, a
quienes nos fue negado el acceso de manera tajante al salón municipal de
Catorce cuyo portón fue cerrado con candado mientras la reunión se llevaba a
cabo.
Las
personas que controlaron el ingreso y los miembros de la Unión de Ejidos de la
región Chichimeca del Altiplano Norte nos expresaron reiteradamente que la
reunión era solo para ejidatarios, huicholes y personas de las dependencias de
gobierno. Ante nuestra insistencia, solo recibimos su respuesta agresiva y
rotunda: “no los vamos a dejar entrar”.
Insistimos
en saber y pedir información sobre lo que ahí se iba a tratar pues esos asuntos
conciernen a todas y todos los que habitamos la región Altiplano que además no
se concreta a un puñado de municipios y de personas pues la región Altiplano consiste
de 15 municipios: Catorce, Charcas,
Cedral, Guadalcázar, Matehuala, Moctezuma, Salinas, Santo Domingo, Vanegas,
Venado, Villa de Arista, Villa de la Paz, Villa de Ramos, Villa de Hidalgo y
Villa de Guadalupe, la propia Ley de Planeación del Estado y Municipios
de San Luis Potosí reconoce al interior tres microregiones que agrupan a
municipios que comparten ciertas condiciones para detonar proyectos de
inversión o en su caso, que dificultan la subsistencia de su población y son:
Altiplano Este, Altiplano Oeste y Altiplano Centro; de manera tal que la
denominación que agrupa a esta supuesta Unión de Ejidos de la región Chichimeca
del Altiplano Norte no corresponde siquiera con la delimitación geográfica que
enmarca las normas jurídicas estatales para la planificación de proyectos
productivos.
Quienes asistimos no vimos
la representación necesaria para llevar a cabo una asamblea de este tipo pues
el número de asistentes rondaba entre unas 35 personas, entre hombres, mujeres
y menores que presenciaron la reunión, la cual consistió en su mayoría por una
delegación de huicholes pertenecientes solo a la comunidad de San Andrés
Cohamiata del norte de Jalisco, la que tampoco representaba a la Unión Wixárika
de Centros Ceremoniales como bien lo expresó en la mesa la secretaria de la
comunidad.
Nosotras,
nosotros, hombres, mujeres, jóvenes y niños nacimos en esta tierra semiárida
donde están sembrados nuestros muertos y donde brotan nuestras raíces, esta
tierra que nos ha dado la vida está al amparo de Nuestra Señora de la Asunción,
del Sagrado Corazón de Jesús y de San Francisco de Asís el cual fue nombrado
“Patrono de la Ecología” hace 35 años por el Papa Juan Pablo II.
Nosotras,
nosotros nos dedicamos a diversas actividades de subsistencia tradicional
campesina y de prestación de servicios que nos permiten la reproducción
comunitaria y el sustento, vemos con preocupación e interés al mismo tiempo,
que un reducido grupo de personas tome decisiones de manera cerrada y bajo un
hermetismo tal que expresa la violencia y el desagravio tanto de los servidores
públicos de las dependencias gubernamentales como de quienes se autodenominan
representantes del pueblo cuando tampoco todos ellos son ejidatarios como lo
declaró públicamente uno de sus miembros y que de manera ventajosa y agresiva
se atreven a cerrarnos las puertas de inmuebles públicos, excluyéndonos de la
toma de decisiones sobre las actividades productivas y megaproyectos que ellos
pretenden legitimar como la minería, la agricultura industrial y la
construcción de la represa La Maroma.
Queremos
aclarar también que a nosotras y a nosotros nadie nos mandó a asistir, sino que
guiados por el Santo Padre, por nuestras propias convicciones y credos, con
nuestras diversidades espirituales, sociales y generacionales atendemos el
llamado para ser custodios de la Creación y en defensa de nuestra dignidad
humana, que también es colectiva y por lo tanto incluye el uso de los bienes
comunes de todas y todos los habitantes, propietarios, avecindados y
ejidatarios del Altiplano.
Por lo
tanto, nosotras y nosotros, maestros, amas de casa, jornaleros, estudiantes,
promotores de derechos humanos, médicos, artistas, científicos, músicos,
creyentes, campesinos, pequeños productores y ganaderos, prestadores de diversos servicios así como
nuestros jóvenes, niños y niñas, nos levantamos como cultivadores de la
ecología, es decir, de la conservación y del uso comunitario y racional del
agua, la tierra, el viento, la flora, la fauna e incluso de la lluvia, pues
estamos convencidos de que estos grupos movidos por intereses de empresarios y
particulares como son el caso de la megaminería y la agroindustria conducirán de manera acelerada a una crisis ambiental e
hídrica en toda la región Altiplano.
Baste
observar alrededor de nuestros municipios el atroz avance de la agroindustria
que desmonta enormes superficies y extrae el agua subterránea que es de todas y
de todos y que en grandes terrenos siembra tomates, chiles, alfalfa y calabazas
que emplean agroquímicos que también dañarán nuestro suelo, aire y nuestra agua
subterránea. De igual modo, estas mismas industrias están empleando artefactos
que detonan en las nubes y que en vez de aminorar la formación de granizo,
están modificando la formación de nubes impidiendo que nos llueva y en todo
caso, están alterando el ciclo hidrológico que permite que nuestros acuíferos
se recarguen, y por ende, promueven la sequía.
La CONAGUA
y la SEMARNAT señalan que todos los acuíferos en nuestro estado se encuentran
en condición de déficit entre estos los de Vanegas-Catorce y Cedral-Matehuala y
que los siete siguientes se encuentran en estado de sobrexplotación: el Barril,
Salinas de Hidalgo, Villa de Arista, San Luis Potosí, Jaral de Berrios, Villa
de Reyes y Matehuala-Huizache (Atlas Nacional del Agua en México, 2018).
Tan solo
el acuífero de Vanegas-Catorce tiene un déficil de -1.5
millones de metros cúbicos (DOF:
25/04/2016), el de Cedral-Matehuala presenta un déficit de -3.288879
millones de metros cúbicos anuales (DOF: 17/08/2015) y el acuífero
Matehuala-Huizache es el mayor afectado pues registra un déficit superior a 16
millones de metros cúbicos anuales (DOF: 17/12/2014); a pesar de que en estos
tres acuíferos se suprimió la veda indefinida establecida en 1964, la CONAGUA
continúa despachando concesiones de agua subterránea a los usuarios
industriales y en cambio ha limitado el libre alumbramiento sin realmente
establecer los mecanismos legales y procedimientos que regulen la explotación
del agua subterránea.
En cuanto a la
industria minera, diversas investigaciones realizadas en nuestro territorio
nacional señalan que 417 empresas mineras explotan el agua equivalente al uso
de 229 mil personas y que hasta el año 2016 el 11.5% del territorio nacional se
encontraba concesionado para la explotación minera (Cartocrítica). Por otra
parte, la cantidad de agua requerida para producir una onza de oro es de
alrededor de 100 mil litros, o sea la cantidad de agua que emplean 200 familias
en un día (agua.org.mx) y en nuestro estado existen 21 proyectos mineros de
capital extranjero, predominantemente canadiense así como proyectos de
inversión nacional concentrados en el Altiplano potosino cuyas concesiones se
emitieron a las mineras Grupo México, Grupo Frisco, Grupo Peñoles y NEMISA.
(Secretaría de Economía, 2018)
En nuestra
región existe una precipitación media anual menor a 500 milímetros y la
evaporación es mayor a 900 milímetros por lo que las actividades intensivas
agroindustriales, el uso de cañones antigranizo y la explotación minera
extranjera y nacional ponen en riesgo nuestros acuíferos, el ciclo vital del
agua y la salud de nuestras tierras y cuerpos y no nuestras actividades
ganaderas y agrícolas, de cacería y recolección que hemos venido practicando de
manera tradicional desde los tiempos antiguos de los rebeldes y verdaderos
chichimecas que defendieron la tierra ante la sangrienta colonización por el
minero y el hacendado europeo.
En días
recientes servidores públicos de dependencias como SEMARNAT, CONAGUA, SEDARH,
Secretaría de Economía, SEGAM, INPI, la Procuraduría Agraria y notarios
públicos se han presentado en varias reuniones para tratar
el tema de los cañones antigranizo y ahora sobre la apertura de los
proyectos mineros, en todo momento su soberbia y actitud de desaire frente a
nuestros padres, madres y abuelos campesinos ha mostrado su ineptitud,
ignorancia y desprecio hacia todos y todas nosotras y en cambio, ha hecho
patente su compromiso con los intereses empresariales y políticos.
De manera que
ante nuestra realidad local y regional, declaramos que:
- Seguiremos
protegiendo a nuestras nubes, nuestros acuíferos, nuestras formas de vida
campesina y no intensivas, así como también nuestras tierras las cuales
heredamos tras una larga lucha agraria y de liberación de los capataces y
hacendados españoles que hoy han sido concesionadas como botín a magnates
industriales y políticos que pretenden imponernos bajo la bandera del empleo y
de la atracción de inversiones para el desarrollo sin considerar nuestras
verdaderas necesidades como son el trabajo justo y digno y acorde con el
contexto geográfico local.
- Que las
actividades como la agroindustria y la minería con sus artefactos tecnológicos
y métodos de operación, están perturbando los temporales afectando nuestra
siembra y la crianza de nuestro ganado por crear condiciones de sequía, así
como también, crece la vulnerabilidad en nuestro ambiente y en nuestra salud y
en todos los seres vivos que nos rodean con los cuales formamos un todo
integral.
- Que el
peyote es reconocido por nuestros abuelos y bisabuelos, antiguos curanderos,
practicantes de la herbolaria del desierto y que por lo tanto, también lo
respetamos como una planta medicinal y de conocimiento que se ve amenazada no
solo por el turismo desmedido sino también por falta de vigilancia y regulación
por parte de nuestras autoridades estatales, municipales y ejidales así como
por la voracidad sobre nuestros terrenos por parte de los empresarios
industriales que están desmontando aceleradamente enormes superficies y alterando
todo el ecosistema de esta planta.
- Nuestras manifestaciones han sido pacíficas,
educativas, culturales y espirituales que persiguen el bien común sobre una
casa que compartimos con diversas creencias y pueblos que transitan por
nuestras tierras como lo hace el pueblo wixárika; en cambio los convocantes y operadores de la reunión mencionada han
violentado nuestros derecho a la información, a la libre expresión y
organización, así como a nuestro credo en la protección de la ecología y por lo
tanto, al amor hacia nuestro territorio y todo lo que en él produce vida;
mandamiento al cual nos ha convocado San Francisco de Asís y todas las deidades
que reposan en distintos lugares del bajío y la sierra a los cuales también
peregrinamos.
-
Desconocemos a la Unión de Ejidos de la
Región Chichimeca del Altiplano Norte como una entidad, organización o
representación legítima de los intereses de campesinos, propietarios
particulares y habitantes de las diversas cabeceras municipales y ejidos de los
quince municipios que conforman la región Altiplano pues son una minoría de
personas manipuladas por intereses políticos y económicos que sólo han sembrado
división y en cuyas filas se encuentran personas que no son ejidatarios.
-
El Estado mexicano a través de sus diversas
dependencias federales, estatales y municipales tiene la obligación de defender
y promover el bien común, la seguridad y la justicia distributiva sobre
nuestros bienes comunes como son el agua y la tierra y no fomentar la
violencia, la exclusión, la desigualdad, la intolerancia o la violación a
nuestros derechos constitucionales; así como también, tiene la obligación de
generar condiciones de empleo digno y equitativo para frenar la migración de
hombres y mujeres hacia las grandes ciudades y otros rumbos más allá de la
frontera donde se exponen al peligro, al crimen organizado y a la muerte; de
igual modo, en planificación conjunta y con la participación de todas y todos
nosotros potosinos, debe elaborar planes y programas para el uso y
aprovechamiento racional con actividades productivas acordes a la naturaleza y
geografía del Altiplano sin crear amenazas ambientales, hídricas o sociales
para las generaciones presentes y futuras.
-
Manifestamos nuestro corazón colectivo
presente y futuro; los intereses que nos guían son aquellos de la ética con la
Tierra, del reconocimiento por los derechos culturales, sociales y económicos
de todos los pueblos que transitamos y convivimos en el Altiplano Wirikuta pues
nuestros antepasados reposan en esta tierra compartida y nuestros hijos e hijas
también nacerán y crecerán aquí.
-
Que
nuestras acciones se basan en la solidaridad entre nosotras y nosotros que
pertenecemos a distintas generaciones pero que también consideramos que todo el
patrimonio cultural, social, económico y natural que ahora usamos pertenece
también a los que vendrán después, por ello nuestra reproducción y dignidad
están en riesgo, ya que siendo ricos o pobres, de no atender el consejo de la
naturaleza y el espíritu del semidesierto, nos encaminamos a nuestra propia destrucción
al acelerar el deterioro ético, cultural y ambiental.
Nuestra región es
considerada un hermoso desierto y es una tierra bondadosa para todas las
creencias y formas de convivencia, por lo que llamamos a todas y todos los
mexicanos y potosinos a nuestro diálogo amoroso y actuar con el cuidado de la
naturaleza, la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y a
la fraternidad con nuestro Planeta.
Nuestro exhorto es
también para todos los seres humanos que pertenecemos al Altiplano Wirikuta y
que en los distintos rincones del bajío y las sierras, en ejidos, cabeceras
municipales y rancherías estamos viviendo los ataques a nuestros modos,
espiritualidades, ecosistemas y relaciones de vida; llamamos a congregarnos y
formar una amplia red de defensa y cuidado consciente de nuestra Casa Común.
Altiplano Wirikuta, 31 de julio de 2019
NOSOTRAS Y NOSOTROS
ejidatarios, propietarios, avecindados, colectivos, parroquias
y habitantes en general del Altiplano potosino