jueves, 10 de febrero de 2011

Recreando la leyenda: la mar y el sol

Los ancestros peregrinos
 


El primer recuerdo es la mar, oscuridad en donde apenas se percibe un murmullo, nadie creó la mar, ella es el principio. Ese murmullo, ese canto que contiene el universo latente forma en el corazón de la mar una florecita de espuma, una marmaja dicen. Los ancestros están todos juntos y no se pueden ver todavía sus rostros, no se puede distinguir el cielo de la tierra así que brota la luz de la luna, de las estrellas, y ya se va entendiendo quienes son nuestras madres y nuestros hermanos mayores, los bisabuelos. Ellos quieren que todos veamos bien, hay un deseo profundo de su corazón por encontrar la luz. Sobre esa espuma, ahí donde una peña blanca sobresale del mar y le da vida en su sueño a la lluvia y al maíz, conocen al fuego,  lo encienden, y se ponen de acuerdo para buscar eso que anhelan. Así se convierten en los primeros jicareros y salen del mar de la noche que parece eterna a peregrinar, y caminan rumbo al oriente para encontrar el Cerro del Amanecer. 
 
Así venimos caminando una y otra vez recreando en cinco tiempos el camino que nuestros ancestros recorren por primera vez. Y así llegan ellos, después de pasar pruebas, jornadas llenas de dificultades a la montaña, al cerro donde nace la luz. La serpiente que forman los peregrinos regresa a casa para llenar de luz los corazones de los que se quedan esperando. Algunos peregrinos se quedan en un punto del camino al ver la necesidad de un manantial o de una cueva para ofrendar y se convierten en eso mismo, y así se ha marcado la ruta sagrada. Ya son para siempre montañas, ojos de agua que vamos visitando, les llevamos ofrendas, y nos enseñan, y con nuestro caminar los mantenemos vivos y contentos.


El nacimiento del Sol
 


El mundo está apenas iluminado por una luz tenue, luz de luna, luz estrellas. Nuestros ancestros quieren crear un mundo de luz intensa y poderosa en donde cada una de sus jícaras florezca con abundancia, armonía, colores y cantos. Entonces se organizan para buscar niños y encontrar a uno que cumpla con la misión de iluminar al mundo. Los ancestros están reunidos alrededor del fuego que está encendido en una cueva como un horno,y ahí hablan y reciben a los niños. Primero llegan niños hermosos y adornados, cuatro de ellos son arrojados al fuego pero se convierten en aves que vuelan a los cuatro rumbos. Luego mandan traer a un niño, hijo de una mujer humilde. Es un niño que no puede caminar bien, su atuendo es muy humilde, pero tiene un arco pequeño y flechas y con ellas juega todo el día, tiene mucha habilidad. Le explican en que consiste la prueba y el acepta gustoso, le ofrecen vestirlo con adornos como a los otros niños pero el prefiere entrar con sus ropas sencillas. 
 
Se despide y les advierte que no miren ni se acerquen porque se pueden enfermar, y valiente se arroja al fuego. Así inicia su viaje por el inframundo, el niño va jugando y sale airoso de todas las pruebas que se le presentan, los mayores se quedan velando y con su canto y su visión acompañan al niño sol en su viaje por el misterio y la oscuridad. Cuando el niño empieza a anunciar su nacimiento con un resplandor algunos empiezan a gritar de alegría y se transforman en las aves que cantan al amanecer, otros se asustan y se esconden y se convierten en lagartijas y culebrillas. Finalmente entre dos rocas en ese cerro que se mira incendiado, asoma su rostro, y lanza la flecha dorada que marca el camino que por el cielo recorre todos los días nuestro padre el sol.



1 comentario:

  1. Hola, buscando un relato que hable del cerro grande que se ve junto al quemado desde el desierto, me encontré una versión bonita de esta leyenda del nacimiento del sol, de las primeras que compartimos aquí, donde se habla tambien de la luna y el venado:
    http://www.realdecatorce.net/literatura/leyendas/Sol.pdf

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