Por Odalys Troya Flores*
9 de junio del 2012
La Habana (PL) Canadá, líder mundial del sector minero y con una fuerte
presencia en Latinoamérica, pretende seguir expandiéndose en el continente,
pese al amplio rechazo de organizaciones ambientalistas, académicos y
comunidades originarias.
Al decir del primer ministro de ese norteño país, Stephen Harper,
"viendo hacia el futuro, vemos la industria minera canadiense creciendo en
las Américas, algo que será beneficioso para la prosperidad mutua y será
prioridad de nuestro gobierno".
Pese a las denuncias y protestas contra esas empresas en la región, aseguró durante la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, Colombia, que es una prioridad para su gobierno aumentar y fortalecer la participación de compañías mineras canadienses en el continente.
Pese a las denuncias y protestas contra esas empresas en la región, aseguró durante la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, Colombia, que es una prioridad para su gobierno aumentar y fortalecer la participación de compañías mineras canadienses en el continente.
"En el futuro próximo vemos una mayor inversión canadiense en recursos
naturales en las Américas; esto es algo que será bueno para nuestra prosperidad
y es una prioridad de nuestro gobierno", afirmó Harper en la polémica cita
continental.
"Hemos encontrado la manera de convertir los activos minerales en un
cimiento sostenible para el desarrollo equitativo, y estamos dispuestos en
cooperar como socios estratégicos con los países de las Américas",
aseveró.
Lo cierto es que, según diversas fuentes, más del 80 por ciento de las
compañías inversoras en el sector de la minería metálica en este continente son
de Canadá. Estas empresas, muchas transnacionales, se asentaron en los últimos
20 años, cuando gobiernos neoliberales de la región le dieron entrada libre a la
inversión extranjera en medio de procesos privatizadores.
El geólogo de la Universidad de Costa Rica y especialista en evaluación
ambiental, Allan Astorga, considera que muchas de esas compañías salieron de su
país en busca de recursos sin explotar, pero en particular a causa del
endurecimiento de las normas que rigen la actividad minera en Canadá.
Después de dos décadas de explotación, la supuesta prosperidad económica que
traerían las mineras canadienses a los países implicados y, en particular a las
comunidades donde se fueron asentando, dista mucho de lo esperado, según
denuncias.
Contaminación, destrucción de bosques, saqueo de minerales, pocas ganancias y
más pobreza forman parte de la herencia que dejan estas compañías.
El historiador y ecologista canadiense Daviken Studnicki-Gizbert, profesor de
la Universidad McGill, en Montreal, asegura que "las crecientes
actividades mineras de Canadá se han convertido en una amenaza ambiental en
Latinoamérica".
"Existen más de mil 500 empresas mineras canadienses, que operan en todo
el continente, a tal punto que la minería ha pasado a ser el enlace más
importante entre Canadá y la región", aseguró.
Studnicki-Gizbert ha advertido acerca de los conflictos generados por la
extracción de mineral a cielo abierto y el uso de territorios por las
multinacionales, en particular, por los mil 246 proyectos mineros canadienses
activos en Latinoamérica.
En las últimas dos décadas, estas compañías mineras experimentaron un
crecimiento sostenido, particularmente a través de las empresas que se dedican
exclusivamente a la exploración. Las explotadoras también mantienen un ritmo
gradual ascendente.
Los impactos socioeconómicos, sanitarios y ambientales de gran envergadura que
provoca esta industria, a lo que se añade la salida de las riquezas, son los
principales puntos que originan el rechazo a la presencia de las
transnacionales mineras en este continente.
McGill señala que hace 20 años había una docena de proyectos canadienses en
Latinoamérica, pero en la década de 1990 la crisis de la deuda obligó a los
países a reactivar la minería y hoy existen mil 246 proyectos canadienses
activos en la región, los cuales parecían ser la esperanza para muchas
comunidades.
Lejos de supuestos beneficios estas empresas no han sido capaces de generar
empleos dignos y numerosos.
Por el contrario, además de ser altamente peligrosos, la mayoría de los puestos
de trabajo creados son efímeros, pues duran mientras el mineral no se agote o
dependen de los vaivenes del mercado.
Decenas de poblados en el continente, donde estuvo asentado alguno de esos
proyectos, permanecen en la pobreza extrema y con potenciales riesgos para la
salud de sus habitantes por los altos niveles de contaminación, debido al mal
manejo de químicos utilizados en esta actividad.
Muchos de los Gobiernos de la región, con nuevas políticas a favor de su
soberanía económica, insisten en la necesidad de explotar los minerales, pues
reportan enormes beneficios al desarrollo.
No obstante, exigen que se haga de manera sustentable y amigable con el
medioambiente, tal como lo hicieron los mandatarios de Argentina, Cristina
Fernández; o de Ecuador, Rafael Correa.
"La minería se necesita para todo, incluso para combatir las enfermedades.
Necesitamos que la sociedad tenga una actitud serena", recalcó
recientemente la mandataria argentina.
Pero, muchas empresas transnacionales, en particular con presencia canadiense,
están asentadas en la región pese a imputaciones por el mal manejo de químicos,
destrucción del medio ambiente y contaminación de las aguas, lo que ha traído
consigo duraderos y fuertes conflictos.
En estos momentos, comunidades locales se mantienen en pie de guerra contra
proyectos de inversión de las grandes mineras internacionales, según el
Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina.
Detalla que, en el actual contexto de la fiebre del oro, 162 conflictos mineros
han estallado en toda la región contra planes que las comunidades consideran
una amenaza.
En la última década, el precio del metal áureo pasó de 270 dólares a entre mil
600 y mil 800 dólares la onza.
Lamentablemente, para extraer cada gramo de oro se requieren dos o tres de
mercurio, que es vertido a los ríos en los lavaderos. Y las comunidades,
víctimas de los procesos mineros violatorios de las leyes ambientales, conocen
bien sus consecuencias. En este filón de riquezas, las personas más pobres son
las más explotadas, en particular los niños, tanto laboral como sexualmente, de
acuerdo con la organización no gubernamental Save The Children.
Las mineras Osisko Minning Corp, Goldcorp, Barrick Gold, Fortuna Silver Inc,
First Majestic Silver, son sólo algunas de las envueltas en conflictos.
Las demandas fundamentales por parte de la comunidad son que apliquen un modelo
económico razonable, que beneficie a los pueblos y no solo a los propietarios,
y que las actividades productivas respeten la legislación vigente.
Además, exigen que el desarrollo sea sostenible y de acuerdo con los intereses
de las comunidades que habitan las zonas que se quiere explotar.
*Jefa de la Redacción América del Sur de Prensa Latina
Causa tristeza y a la vez rabia, la poca vergüenza de las autoridades de diversos países de América Latina, que mediante disfrazados tratados de libre comercio, abren las puertas al neoliberalismo; las empresas transnacionales entran a sus anchas, y llegan a los sitios mas ricos en diversidad cultural y ambiental, con falsas promesas de prosperidad; Que descaro que utilicen la necesidad de las personas y mas aun de nuestros pueblos originarios para vender ilusiones corruptas, ni trabajo estable, ni remuneración asequible, ni prosperidad, ni encanto se quedan en estos países, toda la riqueza va a caer a manos de una desvergonzada minoría, en nuestro territorio lo único que queda es el recuerdo, la contaminación y el coraje que causa tal injusticia.
ResponderBorrar