miércoles, 12 de febrero de 2014

Un mapa


"color de tierra, con manchas claras que me ayuden a recordar dónde están las cuevas, los cenotes y las estrellas"

Así habla un venadito asustado y desmayado.
Está en una cueva con los dueños de la Tierra, ellos lo curan y lo esconden de los cazadores.
El venadito parece estar delirando. 
Nosotros humanos tenemos muchos hermanos como el venado y el conejo que son nerviosos, asustadizos, pero generosos. Se atreven a peregrinar aunque por momentos sus corazones latan tan rápido que casi suenan como alas de colibrí.
Cuando el pequeño venado recupera su energía, le pregunta a sus benefactores qué es lo que ha pasado. Ellos le dicen que ha caído en la cueva escapando de unos cazadores, que ya han pasado algunos días y lo han estado cantando, rezando y curando.
Al cabo de un rato, el venado está listo para salir al monte, pero le piden que antes de irse, pida un deseo, y piensa en pedir que su piel se vuelva color de tierra, como manchas claras que le ayuden a recordar dónde están las cuevas, los cenotes y las estrellas.
Al pensarlo mejor, al sentirlo, pide poder extenderse para ser un mapa del universo y llevar medicina a todos los rincones de la tierra, su amada mamá.
Así sin miedo a entregarse sale al mundo del nuevo tiempo.

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