miércoles, 14 de mayo de 2014

Cazadores de luz (segunda parte)


El joven cazador, todavía sorprendido por su encuentro con el venado consejero, regresa al patio donde la familia de flores prepara regalos y provisiones. Y un lazo largo, color de sol.

"Con este lazo y tus trampas vas a capturar los rostros y la palabra de los ancestros, prepárate que vamos a bendecir los huaraches y enseguida partimos, la cacería ha comenzado".

Así, se forma una serpiente resplandeciente. Luz que sigue el rastro de la luz.
Cada tanto se detienen a descansar, a beber y a hacer bromas. Pero el cazador no puede reírse mucho que digamos. Pero sigue caminando, lo más atento que puede.
El canto y las melodías, los chistes, los relatos, sean tristes o de preocupación o de amor, se van metiendo en los morrales de cada uno, se entretejen en los hilos, en la harina de maíz, en el agua de los bules.

La serpiente va transformando su luz mientras el bosque se desvanece para dejar que el desierto amanezca poco a poco.
De pronto, el sonido de un cuerno anuncia algo importante, todos alerta. "Hemos llegado a casa de nuestra madre agua".

No puede ser -piensa el cazador. ¿Cómo agua en medio del desierto salitroso? Debe ser otra broma. Pero sigue caminando y hasta le parece que un venado -su venado- está parado por allá donde se ven unos cuantos arbolitos. 

Y cuando se acercan a ese sitio, el agua como un vestido precioso se deja ver, entre los troncos de los árboles parece que ríe mientras camina de un lado a otro, como una niña.
Pero el agua es irresistible, así, poco profunda, oscura pero brillante se antoja meter la mano para lavarse la cara, las orejas...todos saludando a esta agua cantarina, lavándose ellos y sus objetos ceremoniales. Y entonces el venado le da un ligero tope a este muchacho y lo invita a que meta su mano al agua con suavidad y respeto. El agua en el rostro, en la cabeza, en el cuello, agua pormucho tiempo anhelada, agua milagro. Y es entonces cuando la Señora de la casa se acerca a él -y al venado- para encomendarles que se extienda por el mundo la semilla que está en el agua. 

El viento trae desde muy lejos murmullos, miles de voces. Voces de luz pero también de dolor y oscuridad.

Para que todos podamos retornar al estado original de agua de manantial, es preciso realizar una cacería impecable.

En el fuego el joven cazador mira como van apareciendo los rostros muy antiguos de todos los ancestros a los que va a capturar, y también se ven las siluetas de muchos seres asustados, lampareados...

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