Sólo había luna y mar en el principio...
Todo estaba oscuro como la boca del lobo.
El lobo empezó a aullar. Sus dientes eran lobitos pequeños. Cada uno tenía su canto y ellos iban soñando la montaña, las plantas, los árboles, cada uno una cosa con su canto.
Se volvió viejito el lobo y sus dientes comenzaron a caer, y formaron islas y en cada isla nacieron las cosas que habían creado con el canto.
Cuando estaba totalmente desdentado, de su corazón emergió una luz enorme y brillante: el sol.
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