El Mara’akame Andrés Jiménez me dijo un día: el Venado Azul es un concentrado de amor que se encuentra en tu corazón. Wirikuta es su templo tal como tu pecho, la sierra donde está el Cerro Quemado son los altares donde se encuentran dibujadas las imágenes de los ancestros con sus velas, flechas, jícaras, eso es como tu cabeza. Los muvieris, bastones de oración, son como el aliento que le da vida a todo. Tus pensamientos son como la cornamenta del venado, el cactus peyote son como tus emociones, el maíz es como tu vientre, en donde te sustentas. Los tres son uno. Los tres emanan la flor de la visión de un ser humano completo que abre su corazón a los cuatro rumbos. Así la Tradición viaja contigo a donde quiera que vayas. Así peregrinas, así no te pierdes.
En la visión del Cantador asoma la humanidad-naturaleza-cosmos. Sin embargo, Wirikuta,hoy día me atraviesan cada uno de tus estados de ánimo. Los oídos sordos de los poderosos tan parecidos a los míos, los ojos ciegos del miedoso inversionista tan parecidos a los míos, la boca llena de palabras rezos acuerdos que se caen en el primer temporal tan parecida a la mía, la razón separadora abrevando en el pasado tan parecida a la mía, el corazón desgarrado pero solo un poquito tan parecido al mío, la desnutrición de inspiración seducida por el progreso tan parecida a la mía, la indiferencia ante el prójimo porque no es tan próximo tan parecida a la mía La humanidad-naturaleza-cosmos se queda a la espera del dialogo mientras los que se dicen implicados se ponen de acuerdo.
Es por eso Wirikuta que apelando a tus recursos mágicos invoco:
Wirikuta templo sagrado, almácigo de semillas luminosas, ven sobre nuestro pobre entendimiento, derrama tu amor concentrado, tu silencio, tu elocuencia, tus flores deidades sobre esta razonable humanidad. Wirikuta, que podamos recordar el arte de trabajar abiertos al resultado sin pretensiones, que la terquedad de medir la vida en base a lo obtenido no posponga la plenitud en cada una de nuestras acciones. Wirikuta en tu trasfondo geográfico el Espíritu sonríe. Es justamente tu Espíritu atemporal el que nunca batalla por la sobrevivencia. En el sentido de la apariencia temporal seguiremos consultándote Wirikuta. Ya ves, cómo hoy dices una cosa y mañana ¿quién sabe?
Abre Wirikuta tu resplandeciente fuego, generosa en medio del desierto tus mejores frutos compartes. Que los Tesoros del Espíritu nos devuelvan a la simplicidad. Que a través de ti podamos incluirnos en lo sagrado de hasta la más ínfima molécula de polvo. Abre Wirikuta tu abrazo a estos peregrinos que no cesan de transpirar oraciones porque en cada instante se levante un altar donde el respeto, el amor, el servicio incondicional sea la ofrenda impostergable.
Abre Wirikuta tu santuario en el corazón de cada corazón. Gracias Wirikuta.
Quizá las palabras en apariencia místicas poco tengan que ver con la lucha cotidiana aferrada a las añadiduras, pero la lucha cotidiana sin la comunión esencial humanidad-naturaleza-cosmos desgasta todos los frentes y golpea por la espalda cualquier proyecto. La vida sin corazón es un corazón sin vida. Wirikuta es celebración, sacro oficio del corazón, ceremonia que resuena en todos los ámbitos de lo que llamamos sociedad, agradecimiento, amor por todas las generaciones, política dialogante, arte de comunicación, libertad ¿y quién no quiere eso para todos sus hijos?
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Muy interesante el texto.Buen aporte. Ha sido un placer visitarte y leerte.Te estaré siguiendo con el permiso tuyo. Te envío un cordial saludo.
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