martes, 17 de enero de 2012

Todos somos maíz.




Cuentan los abuelos que antes hubo otros muchos mundos. Todos y cada uno de ellos se fueron acabando. En el último mundo, antes de este que nos da sustento, todos los ríos corrían con sus aguas hacia el lugar donde nace el sol y ahora en este mundo también los ríos llevan su correr a donde el sol se oculta.

Cuando el mundo no tenía forma todavía, fueron los osos quienes empezaron a hacer el mundo que hoy nos toca,  y cuentan  que las rocas eran blandas y pequeñas pero se hicieron grandes y duras y así nacieron las montañas y sus barrancas y todas, toditas, tienen vida dentro.

Muy al principio de este mundo el suelo de la tierra estaba bien planita, como cuando está lista para sembrarse y la gente, los rarámuri, brotábamos del suelo, como la misma planta del maíz. Muy al principio los rarámuri vivíamos un año y moríamos, abonando a la tierra como las mismas flores para que nuevos brotes nacieran.

Dicen otros relatos que después de un gran diluvio murieron todos, ya en este mundo con forma,  y Onorúame (Tata Dios) envió a tres mujeres y tres hombres con semillas de tres tipo de maíz: el amarillo, el blando y el duro, y así ellos sembraron las primeras tierras y todos tuvimos sustento. 

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Hoy va por los rarámuri
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reescribiendo las leyendas
Inspirado en Lumholtz, México Desconocido.

2 comentarios:

  1. no dejemos que nuestras raizes se pierdan,luchemos por ellos, gracias por compartir estos relatossaludos!

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  2. seguir volando con la magia del cuento... recuperando la memoria de nuestra naturaleza... camilo

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