Un plan para salvar "el lugar donde nace el sol"
Los 75 mil miembros del Consejo de los Canadienses, un movimiento nacional por la justicia social y ambiental al que represento, nos unimos al pueblo wixárika en demandar al presidente Calderón que salve el lugar donde nace el sol para todas las generaciones por venir y decrete la Reserva de la Biosfera. En ello, estamos unidos con otras organizaciones representando importantes grupos indígenas, trabajadores, movimientos de derechos humanos y ambientales de Canadá. Estos incluyen: la Asamblea de las Naciones Originarias (AFN); la Unión de Empleados Públicos Canadienses (CUPE); Fronteras Comunes; Mining Watch Canada; el Sierra Club de Canadá; la Unión de Jefes Indígenas de British Columbia; KAIROS, y Alternatives, un movimiento de justicia social de Quebec.
Maude
Barlow
Recientemente tuve el privilegio de visitar México
como parte de una pre audiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos. Como
parte del viaje, visité la Sierra de Catorce en San Luis Potosí para conocer
los impactos de la minería en el pueblo wixárika (huichol) y el ambiente local.
Como muchos canadienses, estoy cada vez más alarmada de los reportes de abusos
de las compañías mineras canadienses en los derechos humanos y el ambiente en
Latinoamérica y la negativa del gobierno de Canadá de detenerlas. Dos compañías
mineras, Revolution Resources y First Majestic Silver Corp, están agresivamente
explorando en esta región en busca de oro y plata y quise ir a ver de primera
mano lo que la comunidad local está viviendo.
Lo que encontré fue gente profundamente arraigada a un modo de vida
tradicional que está en riesgo tanto por los proyectos mineros como por la
agroindustria. El pueblo wixarika tiene una rica y profunda raíz espiritual y
cultural y practica sus tradiciones como sus ancestros lo han hecho por más de
mil años. Me honraron al llevarme a espacios sagrados en Wirikuta, donde el
pueblo wixárika realiza un peregrinaje anual para renovar las velas de la vida
y la conciencia en el lugar donde nace el sol. Las montañas de Wirikuta y
el desierto que las rodea son ricas en biodiversidad y de gran importancia
histórica y cultural.
Sin embargo, los intereses mineros y de agroindustria están poniendo en
riesgo su territorio sagrado, su modo de vida y el ambiente local. A pesar de
que el gobierno mexicano recientemente buscó conservar esta área con una Reserva
Nacional Minera, el Estado ha asignado 79 concesiones mineras que abarcan 70
por ciento del territorio sagrado de Wirikuta y deja 98 mil hectáreas sin
protección.
De particular preocupación es el impacto de la gran minería en el agua,
que ya de por sí está en situación preocupante en la región, pues se ha
experimentado serias sequías en años recientes. La minería de oro y plata
tienen un impacto devastador en las fuentes de agua locales, aumentando los
niveles de ácido en los ríos y lagos y contaminando el agua local con metales
pesados y tóxicos como el mercurio. El cianuro es usado en la lixiviación y
mata peces y otras formas de vida silvestre y es un peligro para las
poblaciones humanas locales. Un estudio independiente de la Universidad
Nacional Autónoma de México encontró que la mitad de las fuentes de agua de la
sierra podrían ser impactadas negativamente y que los manantiales sagrados
podrían secarse.
El pueblo wixárika demanda que toda la actividad minera y de
agroindustria se prohíba en el territorio sagrado y exigen que el presidente
saliente, Felipe Calderón, emita un decreto con las observaciones que han
detallado para nombrar toda la región de Wirikuta una Reserva de la Biósfera
que prohíba toda forma de exploración y explotación minera.
Esto respetaría el derecho del pueblo wixárika al consentimiento libre,
previo e informado y protegería sus derechos de conservar sus tradiciones y
cultura como la han practicado por cientos de años. Protegería además el
sustento de la población local. También cuidaría esta zona sagrada, ya
reconocida como parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales (Unesco,
1988), como una herencia invaluable para quienes la visitan año con año como
peregrinos o buscando la renovación del espíritu en este espacio natural único.
Los 75 mil miembros del Consejo de los Canadienses, un movimiento
nacional por la justicia social y ambiental al que represento, nos unimos al
pueblo wixárika en demandar al presidente Calderón que salve el lugar
donde nace el sol para todas las generaciones por venir y decrete la
Reserva de la Biosfera. En ello, estamos unidos con otras organizaciones
representando importantes grupos indígenas, trabajadores, movimientos de
derechos humanos y ambientales de Canadá. Estos incluyen: la Asamblea de las
Naciones Originarias (AFN); la Unión de Empleados Públicos Canadienses (CUPE);
Fronteras Comunes; Mining Watch Canada; el Sierra Club de Canadá; la Unión de
Jefes Indígenas de British Columbia; KAIROS, y Alternatives, un movimiento de
justicia social de Quebec.
Los pueblos de México y de Canadá pueden trabajar colectivamente contra
la injusticia minera y para salvar el territorio sagrado y el agua de Wirikuta.
*Maude Barlow es la Presidenta del Consejo de Canadienses. Trabajó como
asesora principal en el tema de agua para el 63° presidente de la Asamblea
General de las Naciones Unidas.
Fuente:
Las Jornada
17 de noviembre del 2012
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