domingo, 3 de febrero de 2013

El morral

Foto: Stacy B. Schaefer -  www.famsi.org 

En una noche de luna nueva, a mitad del invierno, una mujer sale de su casa a contemplar las estrellas. Respira el aire helado y su corazón se llena de luz. En la oscuridad el paisaje que la rodea parece un morral. Ese tejido se abre ante sus ojos y ella puede mirar   en el interior pequeñas luces encendidas en el lugar en que las semillas duermen bajo la tierra cubierta de hielo, como una promesa de vida. Los árboles se levantan conectando cielo y tierra como bastones resguardados por el canasto de la noche. Entre los cerros se dibujan serpientes de luz y los rostros de la vida en las jícaras, ahí donde hay manantiales y cuevas, ranchos y centros ceremoniales. Los hilos del morral del invierno se iluminan intensamente y la mujer se da cuenta que está tejida en ellos. La harina de maíz cruza el cielo, sustento para el cuerpo y el alma que brota sin cesar. 
Agradece y regresa al interior de su casa, donde su familia respira y sueña. Su ropa está cubierta de sereno, su corazón resplandece y canta. Una vela está encendida.

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