¿Por qué Wirikuta?
por Hermann Bellinghausen
De tanto
gritar ¡al lobo!, cada día es más difícil conseguir que la gente voltee. Y
no que antes volteara mucho. En una cosa tras otra, el despojo y la destrucción
territorial, patrimonial, soberana, productiva, civilizatoria, son tan
cotidianos que uno no sabe si reír, llorar o ponerse a rezar: tres acciones
fundamentalmente inútiles. Ni el derecho, ni los escándalos sustitutos de la
legalidad, ni las movilizaciones ciudadanas, ni la argumentación racional, ni
las razones profundas, detienen el proceso aniquilador al que el país está
sometido. En veces con lenta erosión, en veces con súbita y demoledora
explosión. Pero ni modo que dejemos de gritar ¡al lobo!, ¡al coyote!, ¡al
comején!, si nuestro gallinero es saqueado cada noche, si nuestro granero lo
tuercen y envenenan, si bajo nuestros pies el suelo se desmorona y los lobos
salen cada noche a cazarnos sin piedad.
La mancha negra de la explotación salvaje –cerros que se
esfuman, valles que se hunden- avanza inexorable. Mineras aquí y acullá.
Supermercados como cáncer de planas y vastas proporciones. Tóxicos en el suelo
agrícola, los mantos freáticos, el aire. Nos encajan arsénico por el oro y
cráteres por la plata, el transgénico por lalibertad del mercado (ya
retorna sucreyente Herminio Blanco, el negociador de la entrega original)
(y José Ángel Gurría nunca se fue) (y Pedro Aspe…). Que porque la gente tiene
hambre. Que porque la ciencia (en su acepción de tecnología) sólo puede tener
la razón. Desarrollar aunque topemos el abismo. Para algo tan osado se necesita
una guerra. La tenemos, faltaba más. Las extirpaciones son dolorosas. Las
víctimas, colaterales.
Mas no se acaba nuestra cosecha de pensamiento, dignidad y
razón. El pueblo wixárika reiteró a finales de enero su defensa del desierto
potosino de Coronado, ancestralmente llamado Wirikuta, y denunció, (¡al lobo!
una vez más, nunca suficiente) que la destrucción minera ya llegó. El gobierno
anterior lo permitió entre sobornos y babas de perico, y el actual, de momento
con buen modo, va tendido para agudizar las cosas: le basta con no cambiar
nada, y avanzar en las reformas estructurales que obsesionan a los believers neoliberales.
Tarde o temprano –piensan mineras, gigantes del agua y la
energía,wolmartes, bancos, narcoempresas– la gente se va a doblar. Avanzan
sobre el Istmo de Oaxaca (y ya saltaron a Chiapas) para sus torres eólicas. O
bien dividen a los mam del Soconusco, como refiere El Diario del Sur (27/1/13)
en una nota de inesperada jiribilla: Teodoro Sánchez, presidente de
los mam en la zona alta, reveló que pese a las inconformidades de algunos
grupos y comunidades a la construcción de minas e hidroeléctricas en
Chiapas, ya se tiene autorizada la apertura de éstas en comunidades
cercanas, lo que podría traer grandes beneficios para ellos.
Los mam aceptaron las minas no obstante que se pone en
riesgo el patrimonio de 108 comunidades indígenas, dado que traerá mayor
desarrollo para el estado y se generarán empleos, a pesar de la destrucción de
áreas naturales, vegetación, fauna, y la contaminación que provocarán. Sánchez
expresó que, según se acordó con los propietarios de las minas, se evitará
la mayor posible contaminación, como la derrama de químicos que pongan en
riesgo los arroyos y ríos que se encuentren cerca de lo que serán las minas.
Argumentó que este pacto se debe respetar, y que muchos campesinos
vendieron sus propiedades,pues el campo ya no les resulta redituable.
Bonito ejemplo para ikoots, binniza, rarámuri, yaqui y demás
indios respondones. ¿Alguien dijo división comunitaria? Olintla, San Dionisio
del Mar, San José del Progreso, San Sebastián Bachajón. Por suerte se siguen
escuchando las voces de la Tierra; wixárika por ejemplo: A pesar de los
intentos por dividirnos, nuestro pueblo mantiene una palabra única que exige la
cancelación de las concesiones mineras, pues como hemos dicho antes, ni todo el
oro del mundo alcanzará para pagar lo que se destruiría si destruyen Wirikuta,
daño incalculable en términos materiales y espirituales (Consejo Regional
Wixárika, 29 de enero).
La creciente indignación nacional e internacional no ha
detenido los trabajos de exploración por el proyecto Universo en el bajío de
Wirikuta, ni la apertura de caminos, la excavación de tajos a cielo abierto o el
intento de cooptación de First Majestic Silver y sus cómplices en el gobierno.
Y mientras, con impunidad, las agroindustrias desmontanzonas de alta
biodiversidad.
Continúa la campaña de desinformación del
gobierno, que busca confrontar al pueblo wixárika con los ejidatarios
campesinos que habitan y aman las tierras sagradas de Wirikuta, vociferando de
manera falsa que pretendemos quitárselas y auspiciando la hostilidad. Esto no
encuentra eco en la palabra legítima y honesta de los pueblos del desierto
con quienes hemos emprendido un diálogo de frente y con la verdad. Sí se puede,
¿qué no?
La Jornada
4 de febrero del 2013
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