En realidad no hay tal cosa como el bien y el mal. Pero en este juego de la vida, todo aquel que se confunde queriendo quitarle a sus hermanos lo que están cuidando, se enreda, tarde o temprano se le cae el cerro encima. Por eso nos reunimos, para recordarnos unos a otros que hay que poner atención. Para agradecer que cada uno se encarga de una parte.
Así, ante el Abuelo Fuego, Kauyumarie perfecciona el arte de observar con atención y así aprende todas las maneras en que el cantador falso, Kieri, se mueve. Y llega el momento en que puede lanzar cinco flechas que dejan segmentado a este ser. La quinta flecha le atravesó el corazón.
No es que haya muerto, pues como ven hasta el día de hoy hay un montón de charlatanes engañando a quien se deje, sino que su espíritu se conviertió en un árbol de cinco ramas que vivió por primera vez sobre un risco, trabajando con el viento. Mostrando la dualidad que todos llevamos en nosotros.
Kieri es un poder antiguo, y no es fácil ser su seguidor. La flor, por otro lado, nos enseña que estamos desnudos, que no necesitamos espinas y podemos entregarnos sin miedo, sin dudarlo. A veces parece más difícil reconocernos en el rostro de la flor.
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que lindo!! sobre todo el final.
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