En la mar de Haramara, en la arena de su playa frente a San Blas Nayarit unas
cuantas hectáreas que ¿cede el gobierno? a la cultura Wirrárika-Huichol. Quizá
ese sea el espacio-tiempo que ocupa en nuestra cotidianidad la cultura sagrada
(la del servicio continuo, hasta el sacrificio, por el bienestar humano). Hoy
día abre tu afecto a ese 70% que llamamos mar, abre a Haramara tu
agradecimiento oficiante, rezador, hombre y mujer común... levanta palabra
incienso a Haramara y deja que su oleaje derrumbe la mezquindad de quienes
asalarian su corazón al mejor postor.
Carlos Castillejos
10 de Agosto 2013
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